POLÍTICAS Y LINEAMIENTOS ACERCA DEL FRENTE ÚNICO
INTRODUCCIÓN:
1.- El frente único responde a la necesidad que tiene la organización política de vanguardia de sumar el máximo de fuerzas favorables para modificar la correlación política y social a favor del campo revolucionario y progresista, al mismo tiempo que aísla al adversario principal con el propósito de facilitar su derrota, dado que la fuerza propia siempre será insuficiente para alcanzar los objetivos que se propone. Desde el punto de clase, el proletariado no representa la mayoría de la nación; de allí la importancia de ganar como su aliado principal al campesinado, también a la pequeña burguesía, a los pequeños y medianos empresarios, a la intelectualidad; en suma, a todos los sectores que, de una u otra manera, tienen contradicciones con el imperialismo y el gran capital y son víctimas de ellos. En otras palabras: tener el mayor número de aliados y amigos antes, durante y después de alcanzar el Poder político.
2.- El Frente Único adquiere diversas formas y tiene diversos alcances, de acuerdo con las condiciones concretas de la lucha de clases y de acuerdo con los objetivos a resolver. Desde el lado del pueblo y la revolución tenemos frentes estratégicos para una etapa histórica o un período dado o frentes tácticos para la coyuntura, para la neutralización, para las elecciones, para la acción, etc. De allí la importancia de definir, con la mayor precisión posible, de qué frente se trata, en qué momento y en qué condiciones, y cómo se conecta con los objetivos estratégicos que se busca alcanzar. Todo frente político o social supone disparidad de intereses de parte de quienes lo integran o pueden integrarlo, pero también puntos comunes que hacen posible tal unidad. Además, nunca es estática sino que está sujeta a contradicciones, cambios y a una disputa intensa por la hegemonía, que se resolverá en los hechos.
3.- En términos generales, pueden establecerse algunos principios básicos que es indispensable tomarlos en cuenta para evitar acciones erráticas y cometer errores. Tenemos entre ellos: a) Unidad – Lucha – Unidad. Partiendo de la voluntad de unidad, fortalecerla a través de la lucha justa, oportuna, persuasiva, con el propósito de asegurar su rumbo correcto; b) Considerar los puntos coincidentes como fundamentales y las diferencias superarlas paso a paso, a través de la lucha franca, honesta, oportuna. La conciliación o la unidad sin principios no ayudan sino más bien degradan el frente único; c) Persuasión con los aliados y con el pueblo antes que imposición; d) Tratar de ganar siempre a la mayoría, atraer o neutralizar a las fuerzas intermedias y aislar al enemigo principal; e) Pugnar siempre por ganar la hegemonía, es decir la dirección en el frente único basada en la justeza de nuestros juicios y propuestas, en el reconocimiento, el apoyo y la confianza de las fuerzas aliadas y el pueblo, todo ello inseparable del desarrollo de nuestras propias fuerzas; f) Garantizar la independencia política del MNI y la capacidad de autodecisión e iniciativa en el frente único. La unidad que se alcance, por lo demás, nunca es absoluta ni será ajena a la presencia de contradicciones, siempre que éstas no sean antagónicas. Se alcanza a través de la lucha y el ejemplo, y se fortalece por la misma vía, considerando los métodos apropiados para cada caso.
4.- Mediante el frente único nos proponemos ampliar el radio de influencia del campo popular y revolucionario, mientras se aísla al adversario. Éste tratará de hacer lo mismo desde el otro lado del río. Siempre buscará aislarnos para separarnos de las masas y derrotarnos. Cualquiera que sea la situación debemos buscar siempre que la unidad alcanzada se fortalezca constantemente y que dure en el tiempo. Ello implica, de nuestra parte, tener una visión estratégica y de conjunto, sin la cual la unidad en el largo plazo no será posible.
5.- El Frente Único, por las razones señaladas, tiene un alcance estratégico y es uno de los principios fundamentales en la lucha por la transformación social. Estudiar la experiencia nacional e internacional, asimilarla críticamente y en conexión con la realidad concreta debe ser siempre una tarea de los dirigentes y también de la militancia del MNI. Parte fundamental de las derrotas sufridas tienen que ver con la incomprensión, teórica y práctica, de esta cuestión. El sectarismo arruina la política de frente único, porque aísla la vanguardia de las masas y de las fuerzas aliadas o amigas entregándolas al adversario; la política sin principios en el frente único lleva al pragmatismo, a la conciliación y al oportunismo político, a la unidad por la unidad misma que se agota en la coyuntura
6.- El entendimiento, los compromisos o alianzas de las fuerzas políticas, sociales, etc., debe impulsarse en torno a acuerdos concretos, de una plataforma de lucha, de un programa o proyecto nacional, según las circunstancias, que es la base de la unidad que se busca alcanzar. Debe sostenerse, a su vez, en una firme organización, en una dirección compartida y democrática, de respeto mutuo entre las partes, en igualdad de derechos, desprovistos de sectarismo y hegemonismo como estilos erróneos de trabajo.
7.- La política y organización del Frente Único se concreta de varias formas, dependiendo sus contenidos y dimensiones de los objetivos, necesidades y propósitos que lo animan, de la coyuntura y correlación de fuerzas en la que surge y se desarrolla. Y adquiere sus propias connotaciones en el ámbito político, social, cultural, étnico, local, regional, también en las relaciones internacionales. Por esas condiciones es de fundamental importancia contar con principios que orienten y le den rumbo y base sólida, y con estilos y métodos correctos y apropiados a cada situación concreta que hagan viable la unidad que es necesaria alcanzar, sostenerla en el tiempo y desarrollarla. Entre ellas, por ejemplo, no confundir los métodos propios de funcionamiento de un partido político, que debe contar necesariamente con bases ideológicas y organizativas firmes, con la unidad en el frente único sea ésta política, electoral o de masas, mucho más flexible, no necesariamente ideológica ni programáticamente maximalista. Además, los frentes únicos que sean necesarios promover y organizar pueden ser estratégicos y duraderos, tácticos y para un período determinado, de acción y transitorios. Se pueden construir en la esfera política, para los procesos electorales, en las regiones como los frentes de defensa, en los sindicatos, en suma donde haya colectividades que haya que organizar, unificar y sumar fuerzas para un propósito común.
8.- No obstante, siendo tan diversas las posibilidades, necesidades u oportunidades que se presentan en lo tocante al frente único, debe haber un hilo conductor que permita navegar seguros en ese mar aparentemente caótico, fragmentado, donde cada organización pareciera tener autonomía propia: el rumbo estratégico, el programa fundamental, los principios que son permanentes, el trabajo profundo con las masas, a las cuales debemos aferrarnos como el eslabón fundamental y decisivo. Para resumirlo en una metáfora: Un gran río es la suma de cientos de pequeños y medianos caudales. Éstos, juntos, hacen un gran río; dispersos no pasarían de ser riachuelos infecundos que se pierden en el desierto.
9.- Una de las características del sectarismo y el hegemonismo consiste en no tener en cuenta la situación en su conjunto, las contradicciones existentes ni discernir correctamente entre el enemigo y nosotros. Lo que lleva a desconocer las fuerzas intermedias, en disputa siempre, a no valorar apropiadamente la correlación de fuerzas. De allí la tendencia a subestimar al adversario y sobreestimar las nuestras, que lleva a la precipitación, el aventurerismo y al aislamiento; como sobrevalorar al adversario y subestimar las fuerzas propias, que abre paso a la conciliación o a la capitulación. En resumen: a cometer errores de “izquierda” o derecha en la conducción estratégica o táctica.
POLÍTICA DE FRENTE ÚNICO DEL MNI EN EL MARCO DE LA TÁCTICA GENERAL DE NUEVO CURSO
10.- En marzo de 1997, luego de los sucesivos fracasos a que condujo la liquidación de IU, nos propusimos como tarea urgente reconstruir la unidad de la izquierda peruana, dispersa, a la defensiva. Para salir de las condiciones difíciles de ese momento era indispensable asumir iniciativas que permitieran terminar con la diáspora en que se había convertido la otrora poderosa izquierda peruana a fin de preservar su espacio político y social y crear las bases que facilitaran su recuperación y expansión futura. Tarea necesaria y urgente, pues las condiciones objetivas se presentaban promisorias para construir “una alternativa de profunda raigambre popular, democrática, patriótica y socialista”, obedeciendo a la necesidad política de aquellos años, luego de la dispersión y fracaso político, orgánico y electoral de Izquierda Unidad. Esta experiencia no cuaja en los hechos, no porque la propuesta estuviese desfasada de la realidad sino porque los actores políticos, los partidos y movimientos de izquierda que quedaban entonces no interpretaban adecuadamente la realidad social y política, o se hallaban severamente debilitados, o sufrían el mal de la desconfianza entendible en momentos de derrota como era el caso de entonces. Lo cierto es que las iniciativas que desplegamos desde el UNIR de ese entonces no surtieron efecto, viéndonos obligados a asumir la tarea virtualmente solos. Otro habría sido el resultado de haber alcanzado en esa oportunidad la unidad esperada. El evento fundacional del MNI, en agosto de 1997, en las condiciones en que se hizo, fue obligado por las circunstancias descritas.
11.- En agosto de 2001 el MNI realiza su primer congreso, en el que se propone: “…preservar y construir el espacio de izquierda como una organización con influencia política, cultural, ideológica y descentralista, que tenga expresiones en el movimiento sindical, regional, cultural, parlamentario, municipal, profesional, juvenil y étnico. El MNI se define como una organización política de carácter democrático, patriótico y socialista. El II Congreso Nacional del MNI lo define como organización política de carácter democrático, patriótico y de orientación socialista. Lograr que el MNI impulse una verdadera política de Frente Único que cuaje en el pueblo, la gran unidad política, programática y organizativa, sigue constituyendo un reto que cuaje en el futuro.
12.- La orientación estratégica que guía al MNI tiene en su cúspide la lucha por el socialismo. En el camino a ese objetivo, como etapas o fases que se interrelacionan con un hilo de continuidad, están las tareas nacionales, antiimperialistas y democráticas pendientes de solución, y en lo más inmediato la propuesta del Nuevo Curso. El trayecto que conduce a ese objetivo estratégico que es el socialismo como antípoda del capitalismo semicolonial, no representa un camino rectilíneo, uniforme, estático, fijado por anticipado hasta sus últimos detalles. Todo lo contrario: será un proceso complejo, con avances y retrocesos, móvil según las circunstancias y el accionar de las fuerzas en contienda, donde la clave estará siempre en el papel que asuman las masas populares, como el elemento protagónico del proceso transformador en curso. Aproximarlas e incorporarlas al proyecto histórico, organizarlas, educarlas para la lucha y transformarlas como fuerza protagónica del mismo, requiere capacidad de dirección y flexibilidad para dar respuestas concretas, accesibles y creíbles para ellas.
13.- La política de frente único del MNI, en este período, se enmarca dentro de la táctica general del Nuevo Curso, de profunda raigambre nacional, popular, democrática, descentralista, de regeneración moral, en el marco del desarrollo independiente, autocentrado y sostenible, opuesta al continuismo neoliberal, desnacionalizador, antidemocrático, centralista, primario exportador y corrupto.
14.- La táctica general del Nuevo Curso, asume las tareas de la refundación de la República, el Proyecto Nacional, una nueva Carta Constitucional, la conquista de un Gobierno Democrático, Patriótico, Descentralista, de Regeneración Moral. Una tarea de estas dimensiones será posible si se logra construir una correlación política y electoral favorable al campo popular, con hegemonía democrático revolucionaria y patriótica en condiciones de derrotar al bloque que encabeza la derecha neoliberal. No se trata, pues, de limitarse a forjar una oposición radical, sino sobre todo de construir una alternativa de cambios fundamentales, y desde ella ejercer la oposición popular.
GRAN UNIDAD PARA UN GRAN CAMBIO
15.- Si bien la lucha por una gran unidad es permanente siempre, pues seguirá siendo válida incluso en el socialismo, aún cuando las condiciones sean otras a las condiciones de hoy, en el presente entendemos por ella sumar, hasta donde sea posible, las fuerzas antineoliberales que se pronuncian por el cambio. Por eso se toma en cuenta el abanico de fuerzas políticas, sociales y culturales de izquierda, nacionalistas y progresistas.
16.- En segundo lugar, no se reduce a las formaciones políticas, sino que abarca al movimiento social, los movimientos regionales, los intelectuales, étnicos; en suma, asume la confluencia de ambos movimientos, reconociendo sus singularidades. La confluencia de lo político y lo social, cultural y étnico, es su característica básica, y es la base también de su permanencia en el tiempo. No es suficiente la unidad política. La experiencia de los frentes regionales muestra precisamente la amplitud que puede alcanzar; pero también la insuficiencia de los mismos si no tienen metas políticas precisas. El neoliberalismo no es sólo un fenómeno económico; es también político, ideológico, cultural y étnico. La unidad electoral, por tales razones, siendo ahora fundamental si se aspira a ser gobierno para producir los cambios de fondo, no es suficiente. Partiendo de esta base debe proyectarse a forjar una gran alternativa y un movimiento político – social – cultural que sostenga y garantice la permanencia y el éxito de ese gobierno, sobre el cual penderá toda la furia del imperialismo y la derecha política y económica. La experiencia venezolana es aleccionadora a ese respecto, tanto por sus potencialidades como por las dificultades y limitaciones que están presentes.
Por las consideraciones señaladas, su construcción estará marcada por enormes dificultades y obstáculos, y sólo se abrirá paso combinando la lucha por arriba, incluyendo acuerdos entre partidos, movimientos regionales, representaciones sociales, etc., con su impulso desde las bases, potenciando el sentido unitario que está presente en ellas. Implica también construir una nueva cultura política y también unitaria, indispensable en un país marcado por la fragmentación y la exclusión. Por esa razón, la lucha por la unidad es un objetivo estratégico fundamental a conquistar.
17.- Pero la lucha por la unidad no debe significar, bajo ninguna circunstancia, descuidar el desarrollo incesante de nuestras fuerzas, ampliar constantemente el radio de influencia y la vigencia política del MNI como organización política de izquierda y orientación socialista. Impulsar la unidad y, simultáneamente, desarrollarnos, ser cada vez más fuerte e influyente, son dos aspectos que deben marchar paralelamente. A mayor desarrollo de nuestras fuerzas e influencia, serán también mejores las condiciones para impulsar la unidad de la izquierda, del movimiento popular, de la oposición progresista y revolucionaria.
18.- Una de las grandes tareas, recogiendo la experiencia histórica, consiste en prepararse en serio para ser gobierno, es decir conocer la realidad nacional, encontrar respuestas correctas a los problemas fundamentales del país y tener la capacidad de gestionar con eficiencia, honestidad, sentido práctico y capacidad de resolver tales problemas con visión estratégica, imbuido de mística al servicio del pueblo, de la patria y el socialismo. Requiere no sólo contar con un proyecto nacional, sino también con determinación, firmeza en el rumbo, consecuencia principista, profunda vinculación con las masas populares, capacidad de gestión, así como con la plasmación de la unidad política y programática necesaria para garantizar el éxito del gobierno del cambio.
19.- La lucha por construir un modelo alternativo al neoliberalismo y al imperialismo implica también construir una oposición programática a la superconvivencia derechista que encabeza el gobierno aprista que dirige el presidente Alan García. A ese objetivo corresponde la consigna ¡Gran unidad para un gran cambio!
NUEVA ETAPA DEL MOVIMIENTO NUEVA IZQUIERDA
20.- El CDN del MNI ha tomado la decisión de mantener el MNI como organización política y trabajar por su inscripción en el Registro de Partidos Políticos. Ha ratificado asimismo la convocatoria al III Congreso Nacional para el mes de febrero próximo, y llama a toda la militancia a movilizarse, a impulsar su organización, a fortalecer su presencia política en el seno de las masas populares. Todas estas tareas deberán correr paralelas a la campaña nacional para conseguir las firmas que exige su inscripción y para constituir los comités provinciales que exige la Ley de Partidos Políticos. Implica también una apertura para incorporar nuevos afiliados u organizaciones políticas que así lo consideren, en condiciones de igualdad y de acuerdo con sus normas estatutarias.
21.- En lo referente a su participación en el FRENTE AMPLIO DE IZQUIERDA – FAI, persistiremos en conservar y fortalecer la unidad alcanzada, de gran importancia política. Debemos admitir, sin embargo, que pese a la experiencia acumulada y al tiempo transcurrido, no se ha logrado aún superar su carácter de coordinadora nacional de las organizaciones de izquierda que la integran. Carece de estructura organizada y de eficacia práctica en el ámbito nacional. La decisión de inscribir al MNI no debería afectar este esfuerzo unitario, aún cuando hay que admitir que reciente de alguna manera las relaciones entre sus partes. Es necesario aclarar que la unidad de la izquierda no tiene como requisito obligatorio la inscripción de todos ellos bajo una misma sigla.
22.- Pero la unidad que se busca no puede limitarse al Frente Amplio de Izquierda. Hay que trabajar por una unidad mayor que incorpore a las organizaciones políticas de izquierda, nacionalistas, progresistas, vale decir el PNP, PS, UPP y otras organizaciones nacionales y regionales. Con ese propósito es necesario tomar en cuenta todas las iniciativas favorables, sin cerrarnos a ninguna de ellas. Los hechos demostrarán cuáles son los caminos mejores y las opciones más seguras y realistas.
23.- El MNI, afirmando su propia identidad, debe considerar las condiciones y características mejores para incorporar nuevas fuerzas políticas, personalidades, dirigentes de masas, intelectuales, jóvenes, mujeres, a sus filas, de modo que se desarrolle en amplitud como en calidad. Los métodos y procedimientos concretos se considerarán a la luz de las condiciones presentes, partiendo siempre de la voluntad de unidad, de respeto mutuo y de consideración de las fuerzas reales.
24.- Por las circunstancias señaladas, los documentos congresales del MNI deben ser de conocimiento de todos aquellos que tienen interés en la izquierda, a fin de promover un debate más allá de sus fronteras. No tiene nada que ocultar y sí, más bien, mostrar un espíritu abierto e innovador, democrático y responsable.
25.- Es necesario proceder a modificar y perfeccionar los métodos de dirección y estilos de trabajo, evaluar y recomponer la relación entre dirigentes, cuadros, afiliados y simpatizantes, de modo que permitan asumir con mayor eficacia y responsabilidad las tareas políticas y organizativas de nuestra organización, especialmente la participación en el III Congreso Nacional del MNI.
26.- En la perspectiva del III Congreso Nacional, donde se podrá enriquecer, planteamos algunas propuestas de políticas para impulsar el trabajo de Frente Único:
“Peruanizar al Perú”, como factor aglutinante de la inmensa mayoría de peruanos para promover la tarea de hacer del Perú una nación independiente, soberana, integrada, con identidad propia y dueña de su destino.
La Plataforma Programática unitaria debe considerar la lucha por la independencia, la defensa e implementación de los derechos políticos y democráticos, la justicia social, el desarrollo sostenible, la descentralización, la defensa del medio ambiente, la regeneración moral, los derechos plenos de la niñez, juventud y la mujer, por una educación democrática, universal y de calidad, generación de puestos de trabajo con salarios dignos, lucha contra la pobreza, la desocupación, la exclusión, especialmente de las comunidades originarias.
PROPUESTA PARA EL PROCESO DE LUCHA POR PLASMAR LA GRAN UNIDAD PARA EL GRAN CAMBIO
27.- Trabajar por la gran unidad para el gran cambio, que es lo que el Perú necesita transitar, y cohesionar un espacio más amplio del que representa la izquierda política y social, con capacidad de proyectarse como alternativa de cambio y transformación, requiere una ardua labor educativa acerca de la importancia de la unidad y de acertadas políticas de Frente Único, que comprometan desde sectores políticos y sociales progresistas, patrióticos y democráticos hasta fuerzas de izquierda, socialistas y comunistas. Tal exigencia, de significado realmente histórico, no permite cabida para actitudes sectarias, ni dogmáticas, menos oportunistas, por la trascendencia de los objetivos a ser alcanzados y por la responsabilidad que implica para el destino de la nación y el pueblo peruanos.
28.- Para un nivel superior de unidad se requiere contar con una visión estratégica, realmente transformadora, con una firme voluntad de gobierno y poder, dejando atrás una larga tradición oposicionista y cortoplacista que ha caracterizado a la izquierda peruana. Necesitamos contar con una nueva percepción de la política como de la oportunidad y del factor tiempo favorable que se nos presenta, en un ambiente latinoamericano y mundial auspiciosos. Luego de década y media de predominio neoliberal se abre paso un nuevo escenario, una nueva posibilidad de acceder al gobierno y, desde allí iniciar el proceso de cambios que el Perú necesita transitar, comenzando por una nueva Carta Constitucional, dependiendo sus resultados y su futuro de la correlación de fuerzas que se logre construir. La polarización entre cambio o continuismo, en cuyo centro está el cuestionamiento al neoliberalismo y sus secuelas que se nos ha impuesto, explica esta realidad y los retos señalados. Este proceso de unidad debe ir configurándose de abajo hacia arriba y viceversa, en el ámbito político, social, cultural, étnico, ético, y en la acción directa de masas.
29.- En la coyuntura lleva a priorizar el fortalecimiento constante del Frente Amplio de Izquierda, de las relaciones con el Partido Nacionalista Peruano, el Partido Socialista, Unión por el Perú (en este caso aún conociendo que un sector, aún se resiste a la unidad con la izquierda), Avanza País, a los que hay que sumar los movimientos regionales, las organizaciones sindicales, regionales, profesionales, las personalidades que se pronuncian por el cambio y se disponen a luchar por él.
30.- Existen iniciativas importantes que hay que tomarlas en cuenta, valorarlas y desarrollarlas. Entre ellas la Coordinadora Política y Sindical que impulsó la jornada del 11 de Julio, La Unión de Frentes Regionales del Perú, las Asambleas Populares. Ninguna de ellas debe ser descartada sino, por el contrario, entendidas como propuestas y experiencias que enriquezcan el camino conducente a la gran unidad para el gran cambio, herramienta fundamental para viabilizar el acceso del pueblo al gobierno y para garantizar el éxito de éste. Un aspecto fundamental de la estrategia del imperialismo y la derecha peruana para preservar el gobierno y el poder en sus manos, como hasta hoy, está orientado a impedir que esta unidad se produzca; y, de llegar al gobierno, apuntará con todos los medios a su alcance a desestabilizarlo y empujarlo al fracaso. El MNI está comprometido a respaldar esta tarea, asumiéndola con firmeza, buscando construirla en un doble movimiento: desde las direcciones de las estructuras políticas y sociales existentes, y desde las bases, de abajo hacia arriba, sin abandonar por ello el desarrollo de sus fuerzas propias. Un MNI fuerte, influyente, estructurado en todo el territorio nacional, hará mayores contribuciones a la unidad y a su fortalecimiento.
31.- La insurgencia popular, sobre todo en el mes de julio pasado, ha obligado a los partidos políticos y organizaciones sindicales y populares a ponerse en la cresta de la ola. Un problema a resolver sigue siendo salir de la dispersión política y social, de la extrema fragmentación inducida por el neoliberalismo y facilitada por nuestra debilidad y errores, para estar en mejores condiciones de defender los derechos de los trabajadores y el pueblo en general, de contragolpear el entreguismo desnacionalizador en que están comprometidos los capitalistas y los gobernantes de turno, y de pasar a la ofensiva contra el neoliberalismo y sus representantes políticos, económicos e intelectuales. La oposición se traslada a las calles y ese será el eje del proceso político y social, pero también de la vertebración de la alternativa popular, nacionalista y de izquierda. De aquí se desprende la atención que hay que prestar a la unidad en los sindicatos, en los frentes regionales, en la juventud, en fin donde quiera que hayan masas organizadas o por organizarse, superando prejuicios, temores o cálculos estrechos que la dificultan. La jornada de julio pasado es un ejemplo importante a tomar en cuenta de lo mucho que se puede avanzar si se cuenta con métodos apropiados y con la voluntad de hacer bien las cosas.
32.- Para tales efectos necesitamos contar con una plataforma programática consensuada, terreno en el cual se han logrado avances importantes que hay que consolidar con paciencia y cuidado. No por mucho madrugar amanece más temprano. La experiencia de julio pasado indica que existen puntos básicos comunes que puede ser el punto de partida de la unidad que se busca, perfectible en el tiempo, y radicalizable de acuerdo a las circunstancias. La propuesta del Nuevo Curso nos permite manejar con soltura la situación y, al mismo tiempo, asegurar el rumbo estratégico de este esfuerzo.
33.- El MNI asume el compromiso de trabajar en todo esfuerzo unitario, pensando siempre en arribar más temprano que tarde a la configuración de un proyecto político común, independientemente del nombre que adquiera. Unidad que hay que extender a los ámbitos regional, sindical, popular, etc., orientado al proceso transformador que está en el eje de esta propuesta. Contribuyamos a este anhelo al calor de la lucha de las masas y de las tareas conducentes al III Congreso Nacional MNI y su nuevo relanzamiento revolucionario.
INTRODUCCIÓN:
1.- El frente único responde a la necesidad que tiene la organización política de vanguardia de sumar el máximo de fuerzas favorables para modificar la correlación política y social a favor del campo revolucionario y progresista, al mismo tiempo que aísla al adversario principal con el propósito de facilitar su derrota, dado que la fuerza propia siempre será insuficiente para alcanzar los objetivos que se propone. Desde el punto de clase, el proletariado no representa la mayoría de la nación; de allí la importancia de ganar como su aliado principal al campesinado, también a la pequeña burguesía, a los pequeños y medianos empresarios, a la intelectualidad; en suma, a todos los sectores que, de una u otra manera, tienen contradicciones con el imperialismo y el gran capital y son víctimas de ellos. En otras palabras: tener el mayor número de aliados y amigos antes, durante y después de alcanzar el Poder político.
2.- El Frente Único adquiere diversas formas y tiene diversos alcances, de acuerdo con las condiciones concretas de la lucha de clases y de acuerdo con los objetivos a resolver. Desde el lado del pueblo y la revolución tenemos frentes estratégicos para una etapa histórica o un período dado o frentes tácticos para la coyuntura, para la neutralización, para las elecciones, para la acción, etc. De allí la importancia de definir, con la mayor precisión posible, de qué frente se trata, en qué momento y en qué condiciones, y cómo se conecta con los objetivos estratégicos que se busca alcanzar. Todo frente político o social supone disparidad de intereses de parte de quienes lo integran o pueden integrarlo, pero también puntos comunes que hacen posible tal unidad. Además, nunca es estática sino que está sujeta a contradicciones, cambios y a una disputa intensa por la hegemonía, que se resolverá en los hechos.
3.- En términos generales, pueden establecerse algunos principios básicos que es indispensable tomarlos en cuenta para evitar acciones erráticas y cometer errores. Tenemos entre ellos: a) Unidad – Lucha – Unidad. Partiendo de la voluntad de unidad, fortalecerla a través de la lucha justa, oportuna, persuasiva, con el propósito de asegurar su rumbo correcto; b) Considerar los puntos coincidentes como fundamentales y las diferencias superarlas paso a paso, a través de la lucha franca, honesta, oportuna. La conciliación o la unidad sin principios no ayudan sino más bien degradan el frente único; c) Persuasión con los aliados y con el pueblo antes que imposición; d) Tratar de ganar siempre a la mayoría, atraer o neutralizar a las fuerzas intermedias y aislar al enemigo principal; e) Pugnar siempre por ganar la hegemonía, es decir la dirección en el frente único basada en la justeza de nuestros juicios y propuestas, en el reconocimiento, el apoyo y la confianza de las fuerzas aliadas y el pueblo, todo ello inseparable del desarrollo de nuestras propias fuerzas; f) Garantizar la independencia política del MNI y la capacidad de autodecisión e iniciativa en el frente único. La unidad que se alcance, por lo demás, nunca es absoluta ni será ajena a la presencia de contradicciones, siempre que éstas no sean antagónicas. Se alcanza a través de la lucha y el ejemplo, y se fortalece por la misma vía, considerando los métodos apropiados para cada caso.
4.- Mediante el frente único nos proponemos ampliar el radio de influencia del campo popular y revolucionario, mientras se aísla al adversario. Éste tratará de hacer lo mismo desde el otro lado del río. Siempre buscará aislarnos para separarnos de las masas y derrotarnos. Cualquiera que sea la situación debemos buscar siempre que la unidad alcanzada se fortalezca constantemente y que dure en el tiempo. Ello implica, de nuestra parte, tener una visión estratégica y de conjunto, sin la cual la unidad en el largo plazo no será posible.
5.- El Frente Único, por las razones señaladas, tiene un alcance estratégico y es uno de los principios fundamentales en la lucha por la transformación social. Estudiar la experiencia nacional e internacional, asimilarla críticamente y en conexión con la realidad concreta debe ser siempre una tarea de los dirigentes y también de la militancia del MNI. Parte fundamental de las derrotas sufridas tienen que ver con la incomprensión, teórica y práctica, de esta cuestión. El sectarismo arruina la política de frente único, porque aísla la vanguardia de las masas y de las fuerzas aliadas o amigas entregándolas al adversario; la política sin principios en el frente único lleva al pragmatismo, a la conciliación y al oportunismo político, a la unidad por la unidad misma que se agota en la coyuntura
6.- El entendimiento, los compromisos o alianzas de las fuerzas políticas, sociales, etc., debe impulsarse en torno a acuerdos concretos, de una plataforma de lucha, de un programa o proyecto nacional, según las circunstancias, que es la base de la unidad que se busca alcanzar. Debe sostenerse, a su vez, en una firme organización, en una dirección compartida y democrática, de respeto mutuo entre las partes, en igualdad de derechos, desprovistos de sectarismo y hegemonismo como estilos erróneos de trabajo.
7.- La política y organización del Frente Único se concreta de varias formas, dependiendo sus contenidos y dimensiones de los objetivos, necesidades y propósitos que lo animan, de la coyuntura y correlación de fuerzas en la que surge y se desarrolla. Y adquiere sus propias connotaciones en el ámbito político, social, cultural, étnico, local, regional, también en las relaciones internacionales. Por esas condiciones es de fundamental importancia contar con principios que orienten y le den rumbo y base sólida, y con estilos y métodos correctos y apropiados a cada situación concreta que hagan viable la unidad que es necesaria alcanzar, sostenerla en el tiempo y desarrollarla. Entre ellas, por ejemplo, no confundir los métodos propios de funcionamiento de un partido político, que debe contar necesariamente con bases ideológicas y organizativas firmes, con la unidad en el frente único sea ésta política, electoral o de masas, mucho más flexible, no necesariamente ideológica ni programáticamente maximalista. Además, los frentes únicos que sean necesarios promover y organizar pueden ser estratégicos y duraderos, tácticos y para un período determinado, de acción y transitorios. Se pueden construir en la esfera política, para los procesos electorales, en las regiones como los frentes de defensa, en los sindicatos, en suma donde haya colectividades que haya que organizar, unificar y sumar fuerzas para un propósito común.
8.- No obstante, siendo tan diversas las posibilidades, necesidades u oportunidades que se presentan en lo tocante al frente único, debe haber un hilo conductor que permita navegar seguros en ese mar aparentemente caótico, fragmentado, donde cada organización pareciera tener autonomía propia: el rumbo estratégico, el programa fundamental, los principios que son permanentes, el trabajo profundo con las masas, a las cuales debemos aferrarnos como el eslabón fundamental y decisivo. Para resumirlo en una metáfora: Un gran río es la suma de cientos de pequeños y medianos caudales. Éstos, juntos, hacen un gran río; dispersos no pasarían de ser riachuelos infecundos que se pierden en el desierto.
9.- Una de las características del sectarismo y el hegemonismo consiste en no tener en cuenta la situación en su conjunto, las contradicciones existentes ni discernir correctamente entre el enemigo y nosotros. Lo que lleva a desconocer las fuerzas intermedias, en disputa siempre, a no valorar apropiadamente la correlación de fuerzas. De allí la tendencia a subestimar al adversario y sobreestimar las nuestras, que lleva a la precipitación, el aventurerismo y al aislamiento; como sobrevalorar al adversario y subestimar las fuerzas propias, que abre paso a la conciliación o a la capitulación. En resumen: a cometer errores de “izquierda” o derecha en la conducción estratégica o táctica.
POLÍTICA DE FRENTE ÚNICO DEL MNI EN EL MARCO DE LA TÁCTICA GENERAL DE NUEVO CURSO
10.- En marzo de 1997, luego de los sucesivos fracasos a que condujo la liquidación de IU, nos propusimos como tarea urgente reconstruir la unidad de la izquierda peruana, dispersa, a la defensiva. Para salir de las condiciones difíciles de ese momento era indispensable asumir iniciativas que permitieran terminar con la diáspora en que se había convertido la otrora poderosa izquierda peruana a fin de preservar su espacio político y social y crear las bases que facilitaran su recuperación y expansión futura. Tarea necesaria y urgente, pues las condiciones objetivas se presentaban promisorias para construir “una alternativa de profunda raigambre popular, democrática, patriótica y socialista”, obedeciendo a la necesidad política de aquellos años, luego de la dispersión y fracaso político, orgánico y electoral de Izquierda Unidad. Esta experiencia no cuaja en los hechos, no porque la propuesta estuviese desfasada de la realidad sino porque los actores políticos, los partidos y movimientos de izquierda que quedaban entonces no interpretaban adecuadamente la realidad social y política, o se hallaban severamente debilitados, o sufrían el mal de la desconfianza entendible en momentos de derrota como era el caso de entonces. Lo cierto es que las iniciativas que desplegamos desde el UNIR de ese entonces no surtieron efecto, viéndonos obligados a asumir la tarea virtualmente solos. Otro habría sido el resultado de haber alcanzado en esa oportunidad la unidad esperada. El evento fundacional del MNI, en agosto de 1997, en las condiciones en que se hizo, fue obligado por las circunstancias descritas.
11.- En agosto de 2001 el MNI realiza su primer congreso, en el que se propone: “…preservar y construir el espacio de izquierda como una organización con influencia política, cultural, ideológica y descentralista, que tenga expresiones en el movimiento sindical, regional, cultural, parlamentario, municipal, profesional, juvenil y étnico. El MNI se define como una organización política de carácter democrático, patriótico y socialista. El II Congreso Nacional del MNI lo define como organización política de carácter democrático, patriótico y de orientación socialista. Lograr que el MNI impulse una verdadera política de Frente Único que cuaje en el pueblo, la gran unidad política, programática y organizativa, sigue constituyendo un reto que cuaje en el futuro.
12.- La orientación estratégica que guía al MNI tiene en su cúspide la lucha por el socialismo. En el camino a ese objetivo, como etapas o fases que se interrelacionan con un hilo de continuidad, están las tareas nacionales, antiimperialistas y democráticas pendientes de solución, y en lo más inmediato la propuesta del Nuevo Curso. El trayecto que conduce a ese objetivo estratégico que es el socialismo como antípoda del capitalismo semicolonial, no representa un camino rectilíneo, uniforme, estático, fijado por anticipado hasta sus últimos detalles. Todo lo contrario: será un proceso complejo, con avances y retrocesos, móvil según las circunstancias y el accionar de las fuerzas en contienda, donde la clave estará siempre en el papel que asuman las masas populares, como el elemento protagónico del proceso transformador en curso. Aproximarlas e incorporarlas al proyecto histórico, organizarlas, educarlas para la lucha y transformarlas como fuerza protagónica del mismo, requiere capacidad de dirección y flexibilidad para dar respuestas concretas, accesibles y creíbles para ellas.
13.- La política de frente único del MNI, en este período, se enmarca dentro de la táctica general del Nuevo Curso, de profunda raigambre nacional, popular, democrática, descentralista, de regeneración moral, en el marco del desarrollo independiente, autocentrado y sostenible, opuesta al continuismo neoliberal, desnacionalizador, antidemocrático, centralista, primario exportador y corrupto.
14.- La táctica general del Nuevo Curso, asume las tareas de la refundación de la República, el Proyecto Nacional, una nueva Carta Constitucional, la conquista de un Gobierno Democrático, Patriótico, Descentralista, de Regeneración Moral. Una tarea de estas dimensiones será posible si se logra construir una correlación política y electoral favorable al campo popular, con hegemonía democrático revolucionaria y patriótica en condiciones de derrotar al bloque que encabeza la derecha neoliberal. No se trata, pues, de limitarse a forjar una oposición radical, sino sobre todo de construir una alternativa de cambios fundamentales, y desde ella ejercer la oposición popular.
GRAN UNIDAD PARA UN GRAN CAMBIO
15.- Si bien la lucha por una gran unidad es permanente siempre, pues seguirá siendo válida incluso en el socialismo, aún cuando las condiciones sean otras a las condiciones de hoy, en el presente entendemos por ella sumar, hasta donde sea posible, las fuerzas antineoliberales que se pronuncian por el cambio. Por eso se toma en cuenta el abanico de fuerzas políticas, sociales y culturales de izquierda, nacionalistas y progresistas.
16.- En segundo lugar, no se reduce a las formaciones políticas, sino que abarca al movimiento social, los movimientos regionales, los intelectuales, étnicos; en suma, asume la confluencia de ambos movimientos, reconociendo sus singularidades. La confluencia de lo político y lo social, cultural y étnico, es su característica básica, y es la base también de su permanencia en el tiempo. No es suficiente la unidad política. La experiencia de los frentes regionales muestra precisamente la amplitud que puede alcanzar; pero también la insuficiencia de los mismos si no tienen metas políticas precisas. El neoliberalismo no es sólo un fenómeno económico; es también político, ideológico, cultural y étnico. La unidad electoral, por tales razones, siendo ahora fundamental si se aspira a ser gobierno para producir los cambios de fondo, no es suficiente. Partiendo de esta base debe proyectarse a forjar una gran alternativa y un movimiento político – social – cultural que sostenga y garantice la permanencia y el éxito de ese gobierno, sobre el cual penderá toda la furia del imperialismo y la derecha política y económica. La experiencia venezolana es aleccionadora a ese respecto, tanto por sus potencialidades como por las dificultades y limitaciones que están presentes.
Por las consideraciones señaladas, su construcción estará marcada por enormes dificultades y obstáculos, y sólo se abrirá paso combinando la lucha por arriba, incluyendo acuerdos entre partidos, movimientos regionales, representaciones sociales, etc., con su impulso desde las bases, potenciando el sentido unitario que está presente en ellas. Implica también construir una nueva cultura política y también unitaria, indispensable en un país marcado por la fragmentación y la exclusión. Por esa razón, la lucha por la unidad es un objetivo estratégico fundamental a conquistar.
17.- Pero la lucha por la unidad no debe significar, bajo ninguna circunstancia, descuidar el desarrollo incesante de nuestras fuerzas, ampliar constantemente el radio de influencia y la vigencia política del MNI como organización política de izquierda y orientación socialista. Impulsar la unidad y, simultáneamente, desarrollarnos, ser cada vez más fuerte e influyente, son dos aspectos que deben marchar paralelamente. A mayor desarrollo de nuestras fuerzas e influencia, serán también mejores las condiciones para impulsar la unidad de la izquierda, del movimiento popular, de la oposición progresista y revolucionaria.
18.- Una de las grandes tareas, recogiendo la experiencia histórica, consiste en prepararse en serio para ser gobierno, es decir conocer la realidad nacional, encontrar respuestas correctas a los problemas fundamentales del país y tener la capacidad de gestionar con eficiencia, honestidad, sentido práctico y capacidad de resolver tales problemas con visión estratégica, imbuido de mística al servicio del pueblo, de la patria y el socialismo. Requiere no sólo contar con un proyecto nacional, sino también con determinación, firmeza en el rumbo, consecuencia principista, profunda vinculación con las masas populares, capacidad de gestión, así como con la plasmación de la unidad política y programática necesaria para garantizar el éxito del gobierno del cambio.
19.- La lucha por construir un modelo alternativo al neoliberalismo y al imperialismo implica también construir una oposición programática a la superconvivencia derechista que encabeza el gobierno aprista que dirige el presidente Alan García. A ese objetivo corresponde la consigna ¡Gran unidad para un gran cambio!
NUEVA ETAPA DEL MOVIMIENTO NUEVA IZQUIERDA
20.- El CDN del MNI ha tomado la decisión de mantener el MNI como organización política y trabajar por su inscripción en el Registro de Partidos Políticos. Ha ratificado asimismo la convocatoria al III Congreso Nacional para el mes de febrero próximo, y llama a toda la militancia a movilizarse, a impulsar su organización, a fortalecer su presencia política en el seno de las masas populares. Todas estas tareas deberán correr paralelas a la campaña nacional para conseguir las firmas que exige su inscripción y para constituir los comités provinciales que exige la Ley de Partidos Políticos. Implica también una apertura para incorporar nuevos afiliados u organizaciones políticas que así lo consideren, en condiciones de igualdad y de acuerdo con sus normas estatutarias.
21.- En lo referente a su participación en el FRENTE AMPLIO DE IZQUIERDA – FAI, persistiremos en conservar y fortalecer la unidad alcanzada, de gran importancia política. Debemos admitir, sin embargo, que pese a la experiencia acumulada y al tiempo transcurrido, no se ha logrado aún superar su carácter de coordinadora nacional de las organizaciones de izquierda que la integran. Carece de estructura organizada y de eficacia práctica en el ámbito nacional. La decisión de inscribir al MNI no debería afectar este esfuerzo unitario, aún cuando hay que admitir que reciente de alguna manera las relaciones entre sus partes. Es necesario aclarar que la unidad de la izquierda no tiene como requisito obligatorio la inscripción de todos ellos bajo una misma sigla.
22.- Pero la unidad que se busca no puede limitarse al Frente Amplio de Izquierda. Hay que trabajar por una unidad mayor que incorpore a las organizaciones políticas de izquierda, nacionalistas, progresistas, vale decir el PNP, PS, UPP y otras organizaciones nacionales y regionales. Con ese propósito es necesario tomar en cuenta todas las iniciativas favorables, sin cerrarnos a ninguna de ellas. Los hechos demostrarán cuáles son los caminos mejores y las opciones más seguras y realistas.
23.- El MNI, afirmando su propia identidad, debe considerar las condiciones y características mejores para incorporar nuevas fuerzas políticas, personalidades, dirigentes de masas, intelectuales, jóvenes, mujeres, a sus filas, de modo que se desarrolle en amplitud como en calidad. Los métodos y procedimientos concretos se considerarán a la luz de las condiciones presentes, partiendo siempre de la voluntad de unidad, de respeto mutuo y de consideración de las fuerzas reales.
24.- Por las circunstancias señaladas, los documentos congresales del MNI deben ser de conocimiento de todos aquellos que tienen interés en la izquierda, a fin de promover un debate más allá de sus fronteras. No tiene nada que ocultar y sí, más bien, mostrar un espíritu abierto e innovador, democrático y responsable.
25.- Es necesario proceder a modificar y perfeccionar los métodos de dirección y estilos de trabajo, evaluar y recomponer la relación entre dirigentes, cuadros, afiliados y simpatizantes, de modo que permitan asumir con mayor eficacia y responsabilidad las tareas políticas y organizativas de nuestra organización, especialmente la participación en el III Congreso Nacional del MNI.
26.- En la perspectiva del III Congreso Nacional, donde se podrá enriquecer, planteamos algunas propuestas de políticas para impulsar el trabajo de Frente Único:
“Peruanizar al Perú”, como factor aglutinante de la inmensa mayoría de peruanos para promover la tarea de hacer del Perú una nación independiente, soberana, integrada, con identidad propia y dueña de su destino.
La Plataforma Programática unitaria debe considerar la lucha por la independencia, la defensa e implementación de los derechos políticos y democráticos, la justicia social, el desarrollo sostenible, la descentralización, la defensa del medio ambiente, la regeneración moral, los derechos plenos de la niñez, juventud y la mujer, por una educación democrática, universal y de calidad, generación de puestos de trabajo con salarios dignos, lucha contra la pobreza, la desocupación, la exclusión, especialmente de las comunidades originarias.
PROPUESTA PARA EL PROCESO DE LUCHA POR PLASMAR LA GRAN UNIDAD PARA EL GRAN CAMBIO
27.- Trabajar por la gran unidad para el gran cambio, que es lo que el Perú necesita transitar, y cohesionar un espacio más amplio del que representa la izquierda política y social, con capacidad de proyectarse como alternativa de cambio y transformación, requiere una ardua labor educativa acerca de la importancia de la unidad y de acertadas políticas de Frente Único, que comprometan desde sectores políticos y sociales progresistas, patrióticos y democráticos hasta fuerzas de izquierda, socialistas y comunistas. Tal exigencia, de significado realmente histórico, no permite cabida para actitudes sectarias, ni dogmáticas, menos oportunistas, por la trascendencia de los objetivos a ser alcanzados y por la responsabilidad que implica para el destino de la nación y el pueblo peruanos.
28.- Para un nivel superior de unidad se requiere contar con una visión estratégica, realmente transformadora, con una firme voluntad de gobierno y poder, dejando atrás una larga tradición oposicionista y cortoplacista que ha caracterizado a la izquierda peruana. Necesitamos contar con una nueva percepción de la política como de la oportunidad y del factor tiempo favorable que se nos presenta, en un ambiente latinoamericano y mundial auspiciosos. Luego de década y media de predominio neoliberal se abre paso un nuevo escenario, una nueva posibilidad de acceder al gobierno y, desde allí iniciar el proceso de cambios que el Perú necesita transitar, comenzando por una nueva Carta Constitucional, dependiendo sus resultados y su futuro de la correlación de fuerzas que se logre construir. La polarización entre cambio o continuismo, en cuyo centro está el cuestionamiento al neoliberalismo y sus secuelas que se nos ha impuesto, explica esta realidad y los retos señalados. Este proceso de unidad debe ir configurándose de abajo hacia arriba y viceversa, en el ámbito político, social, cultural, étnico, ético, y en la acción directa de masas.
29.- En la coyuntura lleva a priorizar el fortalecimiento constante del Frente Amplio de Izquierda, de las relaciones con el Partido Nacionalista Peruano, el Partido Socialista, Unión por el Perú (en este caso aún conociendo que un sector, aún se resiste a la unidad con la izquierda), Avanza País, a los que hay que sumar los movimientos regionales, las organizaciones sindicales, regionales, profesionales, las personalidades que se pronuncian por el cambio y se disponen a luchar por él.
30.- Existen iniciativas importantes que hay que tomarlas en cuenta, valorarlas y desarrollarlas. Entre ellas la Coordinadora Política y Sindical que impulsó la jornada del 11 de Julio, La Unión de Frentes Regionales del Perú, las Asambleas Populares. Ninguna de ellas debe ser descartada sino, por el contrario, entendidas como propuestas y experiencias que enriquezcan el camino conducente a la gran unidad para el gran cambio, herramienta fundamental para viabilizar el acceso del pueblo al gobierno y para garantizar el éxito de éste. Un aspecto fundamental de la estrategia del imperialismo y la derecha peruana para preservar el gobierno y el poder en sus manos, como hasta hoy, está orientado a impedir que esta unidad se produzca; y, de llegar al gobierno, apuntará con todos los medios a su alcance a desestabilizarlo y empujarlo al fracaso. El MNI está comprometido a respaldar esta tarea, asumiéndola con firmeza, buscando construirla en un doble movimiento: desde las direcciones de las estructuras políticas y sociales existentes, y desde las bases, de abajo hacia arriba, sin abandonar por ello el desarrollo de sus fuerzas propias. Un MNI fuerte, influyente, estructurado en todo el territorio nacional, hará mayores contribuciones a la unidad y a su fortalecimiento.
31.- La insurgencia popular, sobre todo en el mes de julio pasado, ha obligado a los partidos políticos y organizaciones sindicales y populares a ponerse en la cresta de la ola. Un problema a resolver sigue siendo salir de la dispersión política y social, de la extrema fragmentación inducida por el neoliberalismo y facilitada por nuestra debilidad y errores, para estar en mejores condiciones de defender los derechos de los trabajadores y el pueblo en general, de contragolpear el entreguismo desnacionalizador en que están comprometidos los capitalistas y los gobernantes de turno, y de pasar a la ofensiva contra el neoliberalismo y sus representantes políticos, económicos e intelectuales. La oposición se traslada a las calles y ese será el eje del proceso político y social, pero también de la vertebración de la alternativa popular, nacionalista y de izquierda. De aquí se desprende la atención que hay que prestar a la unidad en los sindicatos, en los frentes regionales, en la juventud, en fin donde quiera que hayan masas organizadas o por organizarse, superando prejuicios, temores o cálculos estrechos que la dificultan. La jornada de julio pasado es un ejemplo importante a tomar en cuenta de lo mucho que se puede avanzar si se cuenta con métodos apropiados y con la voluntad de hacer bien las cosas.
32.- Para tales efectos necesitamos contar con una plataforma programática consensuada, terreno en el cual se han logrado avances importantes que hay que consolidar con paciencia y cuidado. No por mucho madrugar amanece más temprano. La experiencia de julio pasado indica que existen puntos básicos comunes que puede ser el punto de partida de la unidad que se busca, perfectible en el tiempo, y radicalizable de acuerdo a las circunstancias. La propuesta del Nuevo Curso nos permite manejar con soltura la situación y, al mismo tiempo, asegurar el rumbo estratégico de este esfuerzo.
33.- El MNI asume el compromiso de trabajar en todo esfuerzo unitario, pensando siempre en arribar más temprano que tarde a la configuración de un proyecto político común, independientemente del nombre que adquiera. Unidad que hay que extender a los ámbitos regional, sindical, popular, etc., orientado al proceso transformador que está en el eje de esta propuesta. Contribuyamos a este anhelo al calor de la lucha de las masas y de las tareas conducentes al III Congreso Nacional MNI y su nuevo relanzamiento revolucionario.
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